miércoles, 22 de agosto de 2012

En mi tímida adolescencia planeaba a diario conquistar el amor de una muchacha mundana.
Recuerdo pintar el asfalto frente a su casa con leyendas encriptadas en corazones rojos,sin nombre que me ponga en evidencia. Como no resultaba tanta cursilería decidí pasar por su negocio y disimulando mi vergüenza me sumé al final de la fila. Cuando llegó mi turno, ella estaba tan ajada que las historias imaginadas se habían desteñido como las manchas blanquecinas dejadas en las paredes de mis deseos. Di media vuelta y contando las monedas caminé hasta el kiosco de loterías en donde compré un billete. Decidí echar mi vida a la suerte.

sábado, 21 de enero de 2012

Sentado al ordenador escribo:
el tipo que observo en el reflejo de mi ventana
es un tipo como yo; distraído, hierático
y por lo que percibo en el aroma que llega desde su habitación,
está más allá de todos los grados de alcoholes posibles
y que el revolver que carga, dispara inexorablemente a mi cabeza
matando dos pájaros de un tiro.