martes, 29 de septiembre de 2009

De cuando me llevabas

Tal vez si fuera inteligente, te escribiría que estoy hecho de miedos, mejor dicho, que me volví miedos a partir que abandonaste los tuyos en mi pecho, pero apenas soy una sombra y una sombra no es dueña de su vida, simplemente sigue a la figura o se modifica si la luz que la proyecta se mueve o se agota.
Ya no me muevo acompañándote, te sigo de lejos buscando otra vez adosarme a tus formas, pero viajas más rápido que la luz y cuando creo estar al alcance de tu proyección te apagas y desapareces entre tanta luz que hoy te brilla y ya no me distingo como antes, cuando éramos cuerpo y sombra.

Y a pesar de todo me puedes
aun cuando te apagas y se desgarran mis formas
sobre ásperas paredes.
Es entonces que la razón puede al corazón.

Las sombras - que no tienen vida -
deben morir en cuanto acabe la luz.
Es entonces que el corazón puede a la razón
y se deforman sus formas.
Si fuera inteligente escribiría: Necesito mi luz.
Pero las sombras no escriben,
solamente se dejan llevar.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Este absurdo tiempo de pensar

He pensado en ti, de la manera más absurda. Sostenías con una mano una nube azul
mientras llovía y se desarmaba, con la otra intentabas recoger el agua caída
pero se escurría entre los dedos;
semejabas una fuente con forma de mujer, esbelta, de cintura finamente tallada,
parada sobre un pedestal de lirios y azucenas.

He pensado en mi, de la manera más absurda. Siendo la nube azul derramándose en gotas
desde ese cielo que no soportabas porque tus manos eran pequeñas,
tus dedos frágiles de cristal de estrella, no podían abarcar más de una nube
y llorabas conmigo por no poder contenerme, mezclándose las aguas dulces de tus ojos
y la sal de mis lluvias.

He pensado en nosotros y en nuestros ríos que desaguan en mares diferentes,
tú sigues siendo la fuente, fuerte y firme; sabes a donde van tus aguas que ya no son lágrimas,
son cauce de sueños que navegas; tienes un horizonte, un mar propio;
mis aguas corren por un río desbordado, informe sin un mar preciso donde desaguar.
Entonces pensé en esto de los ríos paralelos que en algún punto de sus recorridos pueden acercarse hasta tocarse pero que inexorablemente nunca se unirán,
ni siquiera hay un mismo mar al final del recorrido.

La palabra del boludo (Gian Franco Pagliaro)

Por mirar el otoño,perdió el tren del verano. Usaba el corazón en la corbata.Se subía a una nube cuando todos bajaban.Su madre le decía:-No mires las estrellas para abajo,no mires la lluvia desde arriba,no camines las calles con la cara,que ensucias la camisa;no lleves tu corazón bajo la lluvia, que se moja;no des la espalda al llanto,no vayas vestido de ventana,no compres ningún tílburi en desuso.Mira tu primo,el justo,que duerme por las noches.Mira tu tío,el recto,que almuerza y se sonríe.Mira tu primo,el probo,puso un banco en el cielo.Tu cuñado,el astuto,que ahora quiere la lluvia.Tu otro primo,el sagaz,que es gerente en la luna.

-Tienes razón,mamá,-dijo el boludo;y se bebió una rosa.-No seré más boludo-y se bajó del viento.-Seré astuto y zahorí-y dió vuelta una estrella para abajo,y se metió en el subte.

Y quedaron las gaviotas en el río.
Entonces vinieron los parientes ricos y le dijeron:-Eres pobre,pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo.Y quemaba en las plazas las hojas que molestan en otoño.
Y llegó fin de mes.Cobró su primer sueldo y se compró cinco minutos de boludo.

Entonces llegaron las fuerzas vivas y le dijeron:-¡Has vuelto a ser boludo!¡Boludo!Seguirás siendo siempre el mismo boludo.Seguirás siendo el mismo boludo siempre.Seguirás siendo un boludo siempre.Debes dejar de ser boludo.¡Boludo!
Y medio boludo,con esos cinco minutos de boludo,dudaba entre ser ningún boludo ,o seguir siendo un boludo para siempre.
Y subió las escaleras para abajo,hizo un hoyo en la tierra,miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza,le gritaba:¡boludo!
Y él seguía mirando a través de los zapatos.
Entonces vino un alegre y le dijo:-¡Boludo alegre!

Vino un pobre y le dijo:-¡Pobre boludo!
Vino un triste y le dijo:-¡Triste boludo!
Vino un pastor protestante y le dijo:-¡Reverendo boludo!
Vino un cura católico y le dijo:-¡Sacrosanto boludo!
Vino un rabino judío y le dijo:-¡Judío boludo!
Vino su madre y le dijo:-¡Hijo,no seas boludo!

Vino una mujer de ojos azules y le dijo:-¡Te quiero!


http://www.youtube.com/watch?v=RpF6r78acSc

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ingenua fábula con dos finales y sin moraleja

Justo antes de la medianoche, la ranita trepó la casa hasta la habitación de su amada y se adhirió al vidrio mojado de su ventana; ella lo observó y corrió la cortina justo a las doce campanadas. No se rompió el hechizo. Se dejó caer y se fue con la lluvia.

Justo antes de la medianoche, la ranita trepó la casa hasta la habitación de su amada y se adhirió al vidrio mojado de su ventana; ella lo observó y abrió los postigos; lo besó justo a las doce campanadas. Se rompió el hechizo. Desde entonces son dos ranas felices bajo las lluvias.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Traslúcida nostalgia

Cuando te imagino saliendo de la ducha, aspiro el aire para identificarte con los aromas que no conozco pero sé lo rico que huelen; lo recuerdo cuando te escabullías en mis brazos y te depositabas como un animalito desamparado para que te protegiese, pero en realidad era yo el débil que se guarecía en los tuyos, el que olvidaba el afuera del afuera y era entonces que olía tus cabellos, la piel de tu cuello que embriagaba. Luego terminábamos amándonos en cualquier lugar de tu cuarto, siempre el tuyo.
Recuerdo tus tímidas palabras que no sabían expresar lo que tu cuerpo sentía, y fui tu primera vez y fuiste el primer amor que me amó. Imborrables noches transcurridas entre lluvias y tormentas, y allá en tu isla vos eras la mía, donde el tiempo era fugaz a pesar de las tantas horas compartidas a diario. Te amé con total entrega y sé que también me amaste, eso me queda junto con este amor a la hora de despertar y ya no verte salir de la ducha con tus cabellos mojados y no identificar tus aromas aquellos que nunca conoceré pero que tanto amo.


Es tu perfil, insinuante
atravesando la mampara de la ducha
mientras te acaricias con el jabón,
único privilegiado del viaje por tu cuerpo
y sus relieves.
Te asemejas a una ninfa
tras el iris de un ola
en el contorno de un horizonte huidizo,
y es tu cintura grácil
que dibuja en armonía al agua que te recorre.
Te desaguas de mis nostalgias
por el escape de la memoria
que tampoco puede detenerte
más que el instante en que te roza
y te llevas con el agua, los efluvios de tus perfumes.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Diarios

Un diario, un desayuno, una rutina.
Ya no leo diarios, algunas veces desayuno y mi rutina…
El diario es un eterno viaje al pasado y al futuro, el presente no existe; deja de ser luego de escribir cada letra de cada palabra de cada renglón de cada columna de cada página de cada diario de vida.
Recuerdo hace 40 años leía los periódicos que mi padre compraba y ya todo era lo mismo que ahora, solamente que en esa época tomaba mi leche con cacao y soñaba con ser un buen hombre. Hoy no leo periódicos ni tomo leche con cacao ni sueño con ser un buen hombre, pero cada tanto me acuerdo de revisar mi memoria.

Tangibles distancias

Ella recostaba su cabeza sobre el regazo del hombre, se dejaba rozar, acariciar sus parpados cerrados, sentía la calma; él se volvió ternura entre sus cabellos, protegía, jugaba; los abrazos asfixiaban al miedo, se entregaban.

Fueron noches; de lluvias en la ventana, fiestas de risas, de poesías, de lágrimas, de un amor dibujado a la medida que necesitaban; de caricias interminables, sanguíneas, cálidas.

Ella despertó, su cabeza apoyaba sobre el teclado; en otro lugar del mundo él despertó, sus manos rozaban la pantalla.