sábado, 31 de octubre de 2009

Daños colaterales

Las hojitas de afeitar caían como sables sobre los rostros; los brazos en cruz, inertes, indefensos, no alcanzaban a defenderse de ellas; los niños fanatizados azuzaban la batalla con sus alaridos y chillidos.

Cayeron destrozados, mezclados con la nube de tierra levantada por el viento aquel seco día de verano.

El recuento final fue: seis barriletes con daños irreversibles en sus rostros y tajos varios en sus brazos de caña; dos con la cola y el hilo cortado; sólo uno sobrevivió ileso a la batalla, escapando del lugar con la cola entre las cañas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario