He contado cien carritos de supermercado
en loca carrera entre góndolas;
parecían hormigas tras la última hoja de primavera.
La oferta decía:
Tres revistas porno y una docena de filtros para cigarrillos.
Mientras fumaba un puro en la góndola de los lácteos, vi a niños llorando abandonados en los pasillos junto a bolsas rotas de pañales descartables y botellitas abiertas de aceite de aloe.
Esto es una cagada dije; y de pronto los niños se rieron al unísono.
Entonces comprendí la ausencia de cariño con que fueron criados sus padres.
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tus letras son algo crudas e irónicas eso causa sorpresa, y más leerte en algo distinto, es frustrante ver tanta infancia que crece sin cariño
ResponderEliminarporque yo también fui niño y necesité cariño
un beso.
La realidad de padres sin cariños que ignoran a sus hijos de igual manera, corriendo tras la nada.
ResponderEliminarGracias Meg, un placer encontrarte...