sábado, 21 de agosto de 2010

Mala praxis

Mientras permanecía estático repasando mi pasado, contemplaba mi sombra que se achicaba hasta casi desaparecer por el pequeño ojo de una cerradura. Comprendí entonces que mi vida había comenzado a deteriorarse en el preciso instante en que la vieja partera del pueblito donde nací me dio los primeros golpes de esta vida. Golpes que recuerdo por supuesto, aunque estaba demasiado preocupado por respirar, acción natural que me costó mucho practicar porque la muy bestia me pegaba en la nariz y no en las nalgas como hacían todas.

De aquella mala experiencia quedó un pulmón colapsado, el tabique de la nariz torcido y un ojo desviado, pero si me miran de costado no se notan mucho los detalles, apenas una cicatriz finita de cinco centímetros en uno de mis párpados, resultante de una cirugía que debió ser para corregirme una deficiencia testicular. Sí, el cirujano entendió ocular; otra bestia.

4 comentarios:

  1. NO ES POR DISCULPAR LA MALA PRAXIS, PERO BONITO NO DEBES DE HABER SIDO, SI CONFUNDIERON DOS VECES, TU CARA, CON LAS NALGAS JAJAJA
    ABRAZOS QUERIDO DANI

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  2. Je, la verdad que no era tan bonito (pero sí más que ahora)...

    Un beso mi querida amiga.

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  3. jajajajaa, pues nada de mirarte de perfil, mejor mirarte con el corazón. Muy buen post.A no dudar tienes la chispa natural de los cordobeses, mis comprovincianos. Eres genial y talentoso. ¡Felicitaciones!Un abrazo.

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  4. Gracias Alma; el humor es parte de mis sinsentidos.

    Un abrazo.

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