Arrojando piedras al estanque...
una...
dos...
tres.
Arrojándome al estanque por las piedras que arrojé...
cuatro.
No pude rescatar la que colgaba de mi cuello.
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Hay en mí un gen extraviado que desconozco; quizás nunca logre descubrirlo, tampoco me preocupa.
Te felicito. Me parece un relato corto en palabras y extenso en contenido,. Me gusta mucho.
ResponderEliminarUn beso