sábado, 3 de octubre de 2009

La vida como si nada

La quinta campanada ha sonado, arriba en la terraza la bóxer Luna le ladra a una gata porque le ocupa su espacio. Los ruidos de la calle pintan el paisaje de la vida que no se detiene por nada.
Caen las horas en golpes de sol sobre la vía alquitranada, donde los cordones atan sus costados para que no se desarme el paisaje caudaloso de los autos que siguen a otros autos, con broncas, con insultos, con roces de chapas abolladas como si sus vidas fuesen armas disparadas, aceleradas, para llegar primeros a ninguna parte.
Los árboles vivos-inmóviles soportan a los perros que orinan en ellos pero siguen de pie como si nada y la vida en el vecino de la otra cuadra, el viejito de 104 años que mira el contorneo de cintura de la niña a través de la ventana y trata de recordar cómo era excitarse sobre la arena de sus playas, otrora juventud de no hace muchos años y sin embargo han pasado tantos.
Soy uno más de los suicidas peatones cruzando la calzada, entre los vehículos violentos que tratan de aplastar mi estupidez humana mientras el semáforo hastiado de sus tres colores los combina en marron y violeta. Entonces el mundo pierde su rumbo, sus reglas, sus rutinas, su cultura de animal domesticado.
Llego como puedo a una isla entre dos calles opuestas , sobreviviendo mis pasos. En ella mientras espero que se acabe el capricho del semáforo, te recuerdo en otra isla más lejana, más viva que ésta. Allí me sorprenden las últimas siete campanadas. Apenas transcurrieron segundos y toda una vida, sin embargo nada ha cambiado.

4 comentarios:

  1. la soledad y el recuerdo de un tiempo feliz,en medio de la voragine cotidiana...algo triste- un abrazo querido Daniel-

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  2. En definitiva todo es soledad.

    Gracias nuevamente mi estimada abuela.

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  3. Hay momentos en que somos conscientes con plena lucidez de cómo la vida nos ignora... No sé a ti, a mí me produce perplejidad e impotencia.

    Otras veces, en cambio, somos nosotros los que ignoramos a la vida, atrincherándonos en algún castillo de arena especialmente diseñado para la ocasión.

    Me encanta tu post.

    Un beso

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  4. Tienes razón, en general solemos actuar como entes olvidados por nosotros mismos, es decir por la vida que en resúmen somos nosotros mismos.
    Muchas gracias mi querida Magda, es bueno volver a verte. Un beso para vos.

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