miércoles, 29 de julio de 2009

Un buen hombre

Apenas un metro y veinte del suelo y ya con panza; no vio aún su cuarto de vida y…

Sus pequeñas manos tenazas de miserias, recorrían la geografía de su nuevo mundo casi redondo, terso y apenas explorado.

- Es un buen hombre -decía mi padre- el será un buen partido.

No entendía mucho lo que quería decir pero sí, parecía un buen hombre. Se llegaba casi todos los días a casa; me traía pequeños regalos que aceptaba porque -no tienen nada de malo-, decía mi padre. Aún no entendía nada.

Llegó un día cuando estaba sola en la casa, lo dejé pasar –es un buen hombre decía mi padre-.

No entendía o trataba de entender el ardor entre mis piernas y esa cosa que hinchada dolía, partía, ardía…yo no entendía…

Y mi panza, quizás el hambre lo hinchaba, pero raro, siempre tuve hambre y nunca me sentí así, parezco embarazada…qué locura, solamente mi madre podía estarlo; recuerdo haberla visto antes de morir esa noche, decían que un niño la mató. No entendí nada.

Siguió viniendo cada tanto hasta que mi panza comenzó a llover llantos y a correr ríos de agua desbordada…y yo sin entender nada.

Desperté ya sin panza, quizás el hambre se calmó y se deshinchó o es que sólo estaba llena de agua, lo cierto que sobre la almohada manchada había un montón de billetes.
El señor nunca más regresó.

Después de todo mi padre tenía razón -era un buen hombre-.

2 comentarios:

  1. querido daniel , conoces la naturaleza humana...

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  2. No es la naturaleza humana, es la degeneración de la naturaleza humana.
    Gracias abuela frescotona.

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