sábado, 25 de julio de 2009

Urgencias apuradas


Acostumbrado a no tener tiempos, a desmerecer la vida entre relojes, calles atascadas, gente apurada, hasta yo mismo que me veo corriendo como si la urgencia fuese tan necesaria. Creo que se ha vuelto rutina esto de andar apurado, y el día que no la tenga, como cada monótono fin de semana, me encuentro perdido, desorientado, casi como autómata recorriendo el día sin saber a donde ir. Para colmo hoy la lluvia, inconstante lluvia, que lucha en guerra sin cuartel con el sol por preponderar en su tiempo de permanencia y que aseguro es sin treguas.

He leído con angustia la urgencia de la gente por matarse, en nuestras rutas, en una total contradicción, viajan apurados para poder disfrutar más su tiempo disponible y solo apuran su tiempo de partida definitiva.

¿Y los días que quedaron sin vivir, y los amores que quedaron sin amores?

Dos realidades parecidas; apurarse para no llegar jamás, estancarse sin encontrar un camino para seguir, dos opciones, un mismo final; la nada.

2 comentarios:

  1. simple y contundente, pero comparto este pesimismo critico. muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Gracias Roberto, a veces esta realidad me provoca vértigos de broncas. Nada anormal en mi.

    Abrazo.

    ResponderEliminar